¿Te has propuesto una dieta saludable para comenzar el año?
Si al acabar de comer o cenar te sigues sintiendo con hambre, puede que hayas comido alimentos procesados o ricos en azúcares. ¿Sabes que hay alimentos que producen el efecto contrario cuyo efecto inmediato es que comas menos? Y sí, eso ayudará a tener un mayor control del peso corporal.
Son saciantes, sanísimos, te proporcionan energía y puedes tomarlos de mil formas, en cantidad de recetas. Aunque lo ideal es tomarlos tal cual, sin condimentarlos demasiado, para que las calorías no se disparen. Consumidos en el momento adecuado en el día, pueden ayudarnos a calmar nuestro apetito durante el resto de la jornada para no caer en el peligroso picoteo.
Frutos secos y mucho más
Los frutos secos, consumidos con moderación, y en el momento adecuado, pueden ayudar a que se reduzca notablemente nuestro apetito, con la ventaja de que se trata de un alimento rico en grasas saludables, proteína y fibra.
Son fuente de minerales. Aportan magnesio, fósforo, potasio, calcio, hierro y oligoelementos como el zinc y el selenio, con propiedades antioxidantes.
Es importante su gran aporte vitamínico. Son ricos en vitaminas como B1, B3 o folatos. También constituyen una de las fuentes vegetales más abundantes en vitamina E, también con carácter antioxidante.
Son ricos en grasas saludables. A los frutos secos se les atribuyen propiedades cardiosaludables por tener un alto contenido en grasas mono- y poliinsaturadas, destacamos el ácido oleico, el linoleico (omega 6) y linolénico (omega 3). Estos últimos son ácidos grasos esenciales para el organismo.
Aportan proteína vegetal. Hace que los frutos secos sean alimentos idóneos, en cantidades moderadas, para tomar después de la realización de ejercicio físico.
Son ricos en fibra. Su consumo ayuda a controlar el apetito y a regular el tránsito intestinal. También se asocia a una disminución de los niveles de colesterol al interferir en su absorción a nivel intestinal.
Así que ya sabes, ¡sáciate con frutos secos!