Nos hallamos inmersos en plena temporada de bodas. Los meses de mayo a septiembre suelen ser los más solicitados para darnos el sí quiero, disfrutando de los bonitos días que nos trae el buen tiempo, con la posibilidad de disfrutar más horas de luz.
Una boda es una ceremonia llena de rituales y supersticiones, se celebren por algún rito religioso o sean bodas civiles, nos encanta rodearlas de romanticismo y augurios de buena suerte.
Hoy queremos recordar una tradición relacionada con los frutos secos: el desear fertilidad y buena suerte con las avellanas. Es una costumbre que aparece a lo largo del tiempo en varios lugares diferentes como en Alemania, Rusia e incluso en España, en la isla de Menorca.
Todo comienza con la mitología nórdica que cuenta la leyenda de que Iduna, diosa de la vida y la fertilidad de la mitología nórdica, es liberada por Loki, que una vez transformado en halcón, la lleva bajo forma de una avellana.
Ya desde la antigüedad, la avellana ha desempeñado un papel importante en la simbología de los pueblos germánicos y nórdicos, en representación de la fecundidad y la fertilidad.
En Alemania, las avellanas están presentes en las celebraciones de las bodas. En varias ciudades como por ejemplo Hanover, existe la tradición de gritar ¡avellanas, avellanas! a los recién casados. En otras, la novia repartía avellanas a los tres días de la boda entre sus allegados, como símbolo de la consumación del matrimonio. También era frecuente dar a los novios las avellanas durante su noche de bodas. ¡Bien sabemos que dan mucha energía!
En países como Rusia, la suegra tiene la costumbre de tirar avellanas durante el banquete sobre la cabeza de su nuevo yerno.
Y sin ir más lejos, en España también aparecen las avellanas en algunos lugares como en la isla de Menorca, donde en su capital, Ciudadela, existe la costumbre de que los jóvenes tiren cáscaras de avellanas a las jóvenes casaderas durante la mágica noche de San Juan.
Podríamos concluir que, además de estar buenísimas y de ser muy saludables, las avellanas pueden llevar orgullosamente el título de “Fruto Seco del Amor”.
FUENTE:
Frutos Secos, Salud y Culturas Mediterráneas. Editorial Glosa, S.L., 2005; Jordi Salas- Salvadó; Emilio Ros- Rahola; Joan Sabaté Casellas.