El día 1 de noviembre se celebra el día de Todos los Santos, una fecha que en nuestras islas se celebra de manera particular, con costumbres que giran en torno al recuerdo de los seres queridos que ya no están y, como no, siempre que se celebra algo, lo relacionamos con la comida y en este caso, los frutos secos juegan un papel fundamental, pues son protagonistas de algunas de las costumbres canarias para estos días de Santos y de Difuntos (día 2 de noviembre).
Todos tenemos presente la celebración del día de Todos los Santos, el día 1 de noviembre y algo menos el Día de Difuntos, el día 2 de este mes, quizás por las influencias anglosajonas de estos últimos años con la celebración de la Noche de Halloween, que se celebra la noche del día 31 de octubre al 1 de noviembre.
En el día de difuntos en Canarias era tradición encender una vela en aceite por cada difunto querido en la familia durante la Noche de Finados, la que transcurre del Día de Todos los Santos al Día de Difuntos, permaneciendo encendidas en los hogares y en las iglesias durante todo este día.
Una de las principales tradiciones también era la de ir de casa en casa preguntando si hay “Santos”, en otros casos se pedía el “Pan por Dios” o los “Santitos”…, variaciones que surgen según el lugar, y lo hacían los niños más pequeños. La dueña salía a la puerta de la casa, depositando en la talega o cesta, almendras, nueces, higos secos o castañas. Cuando los niños llenaban la talega, volvían a casa muy contentos.
En el municipio tinerfeño de San Juan de La Rambla se ha logrado perdurar esta tradición hasta nuestros días. Los niños salen por las calles del pueblo, con sus cestos en la mano dispuestos a recibir “Los Santitos”, que es cómo se conoce en el pueblo a esta tradición, que no son más que obsequios en forma de caramelos, dulces o incluso frutos propios de la época otoñal, como castañas, almendras o higos secos, que fueron los más frecuentes en épocas pasadas.
Por la tarde, antiguamente se reunían las familias para recordar a sus difuntos y la mujer de mayor edad de cada familia recordaba a los muertos, o finados, contando anécdotas y mientras se compartía una comida con los frutos de temporada.
Para ese día se guardaban o se compraban castañas para asar, almendras, y otras frutas. También se secaban higos y tunos (higos picos), y a los higos secos, se les introducía una almendra. Estos podían ser elementos de la celebración familiar, o bien lo que se iba a buscar y/o llevar a los finaos. También se hacían platos más elaborados como el queso de almendras e higos secos, o el frangollo.
Fuente: gobiernodecanarias.org