Comienza el Ramadán. Este año se afrontará de manera distinta, pero sigue siendo muy especial para los musulmanes.
El confinamiento como tal no afecta al hecho en sí de ayunar, pero sí con aspectos que tienen que ver con el ámbito comunitario y social, ya que no se podrá orar ni hacer la ruptura del ayuno en comunidad, del mismo modo que no se podrá visitar a amigos y familiares.
El fin del Ramadán es purificar cuerpo y alma a través del ayuno en horas de luz. Un mes de reflexión y oración.
Este sacrificio no está reñido con una alimentación saludable y de hecho, la gastronomía cobra gran protagonismo al anochecer. En la mesa, junto a la harera y el té, nunca faltan los dulces típicos de este mes sagrado, como son la chuparquía y el esfuf.
La comida musulmana es rica y variada. Cuscús, tajines o pasteles orientales son los más conocidos, pero hay una multitud de recetas de caldos, sopas, hojaldre; a menudo hechas de carne como cordero o pollo, nunca cerdo; pescados y mariscos; verduras como la berenjena, el calabacín, el nabo o la patata; especias, recordemos que la comida musulmana adereza las comidas con canela, chile, azafrán, comino, pimentón, cúrcuma, clavo, azahar, entre otras; hierbas aromáticas, muy importantes también, como ajo, cebolla, hinojo, cilantro, anís o laurel; En la mesa, se acompañan alimentos como la sémola o los garbanzos. Por supuesto, no pueden faltar los frutos secos como las almendras, orejones y los dátiles.
La relación de los Dátiles con el Ramadán, es histórica desde los orígenes de la religión, y se ha perpetuado a lo largo de los años hasta la actualidad. Según cuenta la tradición, Alá reveló los primeros versos del Corán a Mahoma el noveno mes lunar del calendario musulmán. Un dicho del profeta, señala su importancia: «El que falle en el ayuno, aunque sea un día, si no es por excusa válida o enfermedad, no lo podrá compensar ni con ayuno perpetuo». El Profeta, solía romper su ayuno comiendo dátiles, antes de ofrecer sus oraciones.
Es comprensible el uso de este fruto durante el ayuno del Ramadán. Los dátiles son ricos en fibras naturales, contienen azúcar, grasa y proteínas, así como importantes vitaminas. Al romper el ayuno comiendo dátiles, sus propiedades se absorben fácil y rápidamente, gracias a su fácil digestión. Como resultado, se disminuye la sensación de hambre aportando al organismo, la energía necesaria para combatir el día de ayuno.